ISABEL RUBIO ARROYO | Tungsteno
En 1967 seis platillos volantes que emitían silbidos y estaban llenos de un extraño líquido aparecieron de forma misteriosa en Inglaterra. Lo que a priori parecía un fenómeno paranormal puso en marcha una gran operación policial y militar. Pero, pese a las expectativas generadas sobre la vida extraterrestre, se trataba simplemente de una broma de estudiantes. Durante décadas varios proyectos han buscado la forma de hacer realidad la fantasía de los platillos volantes. Incluso a día de hoy algunas compañías tratan de resucitar estas aeronaves. A pesar de que su diseño está muy arraigado en la cultura popular y en el imaginario colectivo, lo cierto es que las máquinas voladoras que suelen volar los cielos nunca han sido platillos... ¿por qué?
A principios del siglo XX ya había quien se planteaba construir aeronaves con forma similar a la de los platillos volantes. De hecho, antes de la Primera Guerra Mundial, Cedric Lee y G. Tilghman Richards, construyeron en Reino Unido aviones con alas de anillo. Tras varios intentos, consiguieron que este tipo de aeronaves se mantuvieran de manera estable en el aire.
Sin saberlo, el pintor y escultor holandés Alexander Weygers patentó en 1944 bajo el nombre de Discopter la aeronave con forma de disco volador que a día de hoy llamamos platillo volante. También llegarían otros diseños. Por ejemplo, el Vought V-173, financiado por la Armada estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, y su descendiente, el Vought XF5U-1. Estos aviones experimentales, apodados “Flying Pancake” por su forma de disco, realizaron múltiples vuelos entre 1942 y 1947.
Cedric Lee y G. Tilghman Richards construyeron a principios del siglo XX una serie de aviones con un novedoso ala plana en forma de anillo. Crédito: Wikimedia Commons.
Los obstáculos para surcar el cielo con platillos volantes
Aunque la forma de disco es atractiva, volar un platillo volante plantea múltiples desafíos. Para empezar, las alas circulares son ineficientes, según indica la revista especializada en aviación Hush-Kit. En condiciones normales crean mucha resistencia, que el avión tiene que superar para poder levantarse. Por lo tanto, necesita mucha potencia. Aun así, hay personas que han conseguido hacer volar platillos volantes.
Una vez en el cielo, otro de los inconvenientes sería la dificultad para mantener el control. “Con diseños radialmente simétricos, es probable que la estabilidad a baja velocidad sea un problema significativo”, señalan desde Hush-Kit. Pero, si los frisbees pueden recorrer distancias significativas de forma relativamente estable, ¿por qué no puede un platillo volante? Probablemente esto sería más sencillo si la aeronave no fuera tripulada.
Las alas circulares de los platillos volantes pueden resultar ineficientes y dificultar el control de la aeronave. Crédito: Aerosmena.
Pero, si hay un piloto, lo normal es que se mantenga orientado en la dirección del vuelo. Conseguirlo con un disco giratorio conllevaría una gran complejidad técnica. Otro de los dilemas sería precisamente el dónde situar al piloto. Si se le pone en el centro del platillo, tendría la visibilidad limitada. A menos que el aparato cuente con cámaras, no vería qué es lo que ocurre debajo de la aeronave. Algo que podría resultar especialmente perjudicial a la hora de aterrizar.
Los platillos voladores que no vienen del espacio
Pese a todos estos obstáculos, hay quienes siguen intentando llevar a los cielos aparatos con forma de platillos volantes. Por ejemplo, un equipo de ingenieros rumanos ha desarrollado un prototipo de platillo volante completamente funcional llamado ADIFO. “La aerodinámica detrás de este avión es el resultado de más de dos décadas de trabajo y está muy bien razonada en cientos de páginas y confirmada por simulaciones por computadora y pruebas en túnel de viento”, afirma Razan Sabie, uno de sus inventores, a Vice. El aparato, de algo más de un metro de diámetro, es capaz de alzar el vuelo y desplazarse por el aire en cualquier dirección. Con un sistema de propulsión y hélices para despegar y aterrizar en vertical, su diseño está pensado para conseguir vuelos supersónicos.
Un equipo de ingenieros rumanos ha desarrollado un prototipo de platillo volante completamente funcional. Crédito: ADIFO.
Otro proyecto ambicioso sería el del fabricante ruso Airship Initiative Design Bureau Aerosmena, que en este caso planea construir varios dirigibles con forma de platillo volante para 2024. En teoría, estas aeronaves serán capaces de transportar hasta 600 toneladas de carga y alcanzar los 250 kilómetros por hora. Cargados con hasta 620.000 metros cúbicos de helio y con una autonomía de 8.000 kilómetros, supuestamente podrán cargar y descargar mercancía en cualquier lugar, independientemente de que haya o no una pista de aterrizaje.
"El transporte de mercancías se lleva a cabo de acuerdo con un sencillo esquema puerta a puerta, que ayudará a reducir los costos de logística y almacenes", afirma el gerente general de Aerosmena, Sergei V.Bendin. Un artículo publicado en el portal especializado Air Cargo Eye indica que este proyecto ruso no es sólo "palabrería" y destaca la capacidad de estos futuros dirigibles de operar sin necesidad de infraestructuras terrestres. Es decir, de puertos, carreteras, aeropuertos o pistas de aterrizaje. Además, subraya que "pueden volar a cualquier lugar en cualquier momento del día o de la noche, durante días e incluso semanas sin aterrizar".
Teniendo en cuenta las dificultades técnicas y la experiencia con los platillos volantes, las posibilidades de que este tipo de aparatos revolucionen el sector de la aviación no parecen muy altas. Pero, si este tipo de proyectos siguen adelante, quién sabe si en un futuro avistaremos estas aeronaves en el cielo. Platillos volantes que, en vez de ser tripulados por vida extraterrestre, viajen por el planeta gracias a pilotos humanos o incluso de forma autónoma.
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